domingo, 16 de marzo de 2008

El final de ETA

Lo primero que hay que tener en cuenta es que ETA se encuentra en la situación mas precaria de su historia. Sobre todo en sus 3 frentes principales: La financiación, la eficacia y la presencia social. Cada vez menos gente dentro del país vasco apoya al terrorismo etarra. Incluso entre la propia izquierda abertzale, cada vez hay más gente independentista pero contraria a la lucha armada. Cada vez sus amenazas son menos creíbles, por tanto cada vez más empresarios se niegan a pagar. De hecho últiamamente han empezado a pedirles dinero cada vez a empresas más pequeñas, así como a llamar al boicot a quienes no pagan. Eso ha hecho que sus finanzas se resientan muchísimo. Otro dato que avala esta hipótesis es el hecho de que han pasado a pagarles a sus presos la mitad de lo que les pagaban antes. Por último tienen un grave problema de eficacia por varias razones. Primero, porque la duración media de un comando en la calle en los años 80 era de 4 años. En la actualidad es de 6 meses. Eso lleva a que los comandos cada vez tienen menos preparación. Los pillan antes de que salgan a atentar y cuando cae alguien acaba habiendo una caída en cadena. Caso especial era el comando "Elurra" que tenía dependencia directa del jefe de comandos y que funcionaba como un compartimento estanco, impenetrable durante muchos años. También esa estructura ha caído. A pesar de esta situación, que ellos evidentemente conocen y evalúan, no es fácil que nadie de el paso de abandonar las armas, aparte de deserciones individuales o escisiones más o menos numerosas. En primer lugar hay que entender lo que es ETA, ETA es una marca, ETA no es una empresa con una sede física y con una licencia fiscal que pueda cerrar o que pueda ponerse un candado en la puerta. ETA es una estructura en la que los representantes de esa estructura son considerados como tales porque así lo disponen sus miembros. Para que ETA abandone las armas, tendría que darse una asamblea dentro de ella, en la que una mayoría aplastante estuviese de acuerdo en ello. A pesar de ello, siempre habría una minoría que se cuestionase el abandono de las armas y que quisiese seguir por su cuenta (ejemplo, los comandos Berezi cuando ETA PM abandonó las armas). Tendría que ser la propia orgnización quien se encargase de mantener la disciplina del abandono de las armas incluso ejecutando a los disidentes (El IRA tras el atentado de Omagh dictó condena de muerte contra sus causantes, autodenominados IRA-Auténtico). Lo siguiente tendría que ser una rueda de prensa, sin capuchas, con la cara al aire diciendo que ellos, como máximos representantes de ETA abandonaban la lucha armada y se integraban en la vía democrática para su lucha por la independencia y bla bla bla bla. Bien, este, que es el escenario ideal, es un escenario complejo y difícil de conseguir. ¿Por qué? pues por componentes tanto psicológicos como históricos. En primer lugar, a los terroristas les da igual que les condenen a 1000 años. Piensan que tarde o temprano el conflicto se solucionará y parte inexcusable de esa solución es la denominada "paz por presos" con lo que saldrán a la calle en pocos años. En segundo lugar, quien llega a la máxima responsabilidad dentro de la banda es alguien que ha estado puteado algunos años, ha pertenecido a un comando, cobrando un sueldo de 600 euros al mes, el que más y el que menos ha tenido sus escarceos de Kale Borroka, sus pasos por comisaría etc. Muchas veces se habla de la “erótica del poder” no hay poder más grande que decidir sobre la vida o la muerte de las personas. Para estas mentalidades pseudo-psicopáticas, el tener en sus manos esa decisión es un juguete muy difícil de dejar escapar. El ser el jefe máximo de ETA es un puesto que no quieren dejar escapar. Además, después de más de 40 años de clandestinidad, después de más de 800 muertos por parte de los demócratas y un centenar de etarras muertos, después de todo el sufrimiento que han provocado, el abandonar la lucha armada sin haber conseguido sus objetivos de autodeterminación y territorialidad, sería visto por una parte importantísima de ese universo como una traición. Nadie quiere ser el que pase a la historia como el tío que entregó la cuchara, el que reconoció la derrota. Y el final de ETA necesariamente será su derrota, pues sus postulados mínimos están tan alejados de lo que les puede ofrecer la democracia, que no hay un punto de acuerdo posible. Aún en el caso de que un presidente del gobierno se volviese loco y empezase un mercadeo de marcos políticos, de cesiones o lo que sea, su margen de maniobra es mínimo porque la forma de estado la marca la constitución y no se puede cambiar la constitución si no es con el concurso de los dos grandes partidos. Por supuesto ninguno de los dos cambiaría la constitución para adaptarse a las exigencias de ETA, porque eso sería su suicidio político. Ante esto, sabiendo como saben que están derrotados, que su único referente cercano una vez desaparecidas las brigadas rojas, el IRA, los independentistas corsos, etc, son los tigres tamiles, una vez que se dan cuenta de que son un terrorismo tercermundista en el primer mundo. ¿Cómo podemos llegar a ese escenario deseable? La respuesta es muy simple. Achicándoles lo suficiente, dándoles tanto que acepten cualquier cosa antes de no ir 40 años a la cárcel. Algunos pensaron que ya estabamos en ese escenario, lamentablemente los hechos han demostrado que no. Ahora bien, no nos equivoquemos, aquí solo hay dos posibilidades. La primera, una vez asumida su derrota, nos tendremos que hacer a la idea de que todos los etarras saldrán a la calle en un espacio de tiempo más o menos corto. Y nos tendremos que hacer a la idea de que sujetos tan indeseables con el Txeroki o Josu Ternera ni siquiera la van a pisar. Habría que tener unas tragaderas enormes, pero por lo menos dormiríamos tranquilos sabiendo que no habrá más muertos. La segunda posibilidad es la “Grapización” de ETA. Que se vayan haciendo cada vez más una organización residual, con un núcleo duro impenetrable e inasequible al desaliento, que acabarían haciendo atracos para financiarse (en sus principios era su fuente de financiacicón) y matando a un político o a un policía al año. Este para mí es el peor de los escenarios posibles, pues obligaría a mantener los escoltas sine die, manteniendo una situación de excepcionalidad en el país vasco absolutamente insufrible ya en la actualidad. Por supuesto a todos nos gustaría ver a todos los etarras con el DNI en la boca en fila india y con los brazos en alto entrando por su propio pie en la comisaría de Abando, pero mientras no consigamos un flautista de hammelín en versión flautista de baracaldo, me temo que esto no va a suceder. Lo que también llama la atención es la gente que se decanta por uno u otro escenario. Parece ser que el PSOE ha recibido su mayor respaldo y su mayor subida en el País vasco. Alguno puede decir que fue por el atentado, pero no tiene mucha base esa afirmación, ya que en pleno final del proceso de paz, se realizaron las elecciones municipales con un aumento espectacular del voto socialista. Cabe pensar entonces que la mayoría de los vascos apoyarían este escenario. Sin embargo donde más rechazo suscita es en comunidades como Madrid, Valencia o Murcia. Y tiene toda su lógica. Cuando no vives todo el día viendo las pintadas de “ETA mátalos” o “Jo ta ke irabazi arte” Cuando no te levantas todos los días pensando en si habrá otro atentado en tu pueblo, es más fácil asumir que sigan matando aunque sea poco. Sin embargo la sociedad mayoritaria en el País Vasco está tan macerada en el dolor, que estarían dispuestos incluso a hacer concesiones políticas a la bestia con tal de que apartaran de sí ese cáliz. ¿mi opinión personal? Se ha visto que todavía no es el momento, todavía tienen esperanzas de sacar algo a cambio de dejar de matar. Pues nada, más hostias hasta que se convenzan de que han perdido. Después ya volverán a llamar a nuestra puerta para pedir la famosa “paz por presos”.

1 comentario:

Fyora dijo...

Eso,y mientras tanto mas hostias hasta que se den cuenta...y mientras tanto el político,politiqueando,y mientras tanto,nosotros con el miedo en el cuerpo.He crecido oyendo siempre lo mismo...que si están débiles, que si ha caido la cúpula (deben tener más cúpulas que la famosa edificación de la plaza roja!)que si se acerca su final, que si otra tregua....pero de repente,más muertos,más miedo,más y más y más...dónde coño tiene el botón "reset" este país???

Un besito desde Vitoria.