miércoles, 2 de diciembre de 2009

Carcel para Teisy

Se llama María Teresa, aunque desde hace años prefiere que le llamen Teisy.
Hace 3 años conoció a un chico encantador, no muy inteligente, pero que era muy atento con ella, él se llama Sebastián y trabaja como montador de muebles de cocina.
Hace como un año y algo, le dio la primera bofetada. Inmediatamente le pidió perdón, le invitó a cenar, incluso habló con varios de sus amigos para que la convencieran de que había sido un error y no volvería a pasar.
A partir de ahí vino todo rodado. Un empujón, un "no tienes ni puta idea de nada", el primer puñetazo en la barriga con el puño cerrado, la primera patada en la cara cuando estaba sentada, el "si no eres para mí no vas a ser para nadie", el "si me dejas te mato"....
Hasta que hace 4 meses reunió el valor suficiente para dejarlo. Ni siquiera se atrevió a decírselo en persona. Esperó a que él se fuese a trabajar y cogió las fotos de su padre ya fallecido, su ropa interior, una falda, dos pantalones vaqueros, un jersey, dos cazadoras y algo de calzado.

Ese mes no le bajó la regla. Lo achacó al estado de stress supremo al que se había visto sometida, pero cuando pasó otro mes y tampoco le bajó, decidió ir al ginecólogo. Resulta que estaba embarazada de ese animal. Estaba de 14 semanas.
Recibió esa noticia con terror. El no asumía que se hubiese ido y todavía la buscaba y la acosaba a través de llamadas a ella, a su familia y amigos. Ella no quería ni pensar cómo sería la reacción de Sebas si se llegaba a entarar de que estaba embarazada de él. Utilizaría a ese niño como nexo para toda la vida, nunca más podría olvidarse del que iba a ser para siempre el padre de su hijo.

Por eso decidió abortar. Fue a un ginecólogo del centro de A Coruña, un hombre con fama de resolver ese tipo de problemas y le pidió por favor que la salvase. No le importaba el precio, no le importaba el tipo de operación, lo único que le importaba es no seguir sintiendo ese terror.

Por supuesto ella abortó. De no haberlo podido hacer legalmente habría recurrido a Portugal, a Londres o a una clínica privada con "peculiares" medidas asépticas.

Y ahora viene mi pregunta, señor Camino, señor Rajoy, señor Rouco, señor Losantos. ¿esta mujer debe ir a la cárcel?

Allá usted con su conciencia, ella la tiene tranquila.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Se hubiera llamado Teresa, como su madre. Y hubiera sido una niña morena, vivaz, alegre y obediente... un poco tímida con los mayores. Le hubieran gustado las flores, la playa en verano, las luces de navidad y nadar en la piscina de su barrio. Hubiese querido a su madre más de lo que nadie hubiese querido a nadie jamás en toda la historia y en todos los mundos. Le hubiese gustado crecer y soñar con ser cantante o bailarina. Hubiese sido lo mejor que le había pasado a su madre, Teysi, en toda su vida.
Pero como su padre, o mejor dicho, el hombre que la engendró era un maltratador, fue condenada a muerte, sin juicio, sin apelación, sin defensa... fue cosificada y sacrificada, le negaron su dignidad, su valor como persona, sus derechos elmentales y aún su propia existencia. Dijeron que no existía, que era una cosa, unas células, fin. Como ponerse tetas...

Pablo Franco dijo...

eso podemos también aplicarlo a cada vez que su padre se masturbó?¿
Podría haber sido..... Podría haberse llamado.... Pues sí, o podría haberse llamado sebastián, como su padre y haber sido otro maltratador.
Pero la discusión no es el "podría haber sido" yo podría haber sido abogado, pero no terminé la carrera. Podría haber sido asesino, pero respeto la ley. Hablamos de cosas que son, o que no son. Y una mórula no es un ser humano, un feto no es un ser humano. Un ser humano es un ser humano. Como Teisy.

Anónimo dijo...

Es evidente que no has terminado ninguna carrera...

Pablo Franco dijo...

Fíjate que curiosa es la vida. No he terminado ninguna carrera y sin embargo tú me lees y te molestas en contestarme. Por otra parte, yo simplemente leo lo que dices dirigido a mí. Es evidente que en este caso, yo despierto bastante más interés en tí que tú en mí.

Paradojas de la vida.