domingo, 30 de marzo de 2008

¿Qué ha ganado ETA?

Tras 40 años de violencia, extorsión, sufrimiento y masacres, quizás sea un buen ejercicio el volver la vista atrás y ver lo que ha conseguido ETA para el país que dice proteger.
Desde luego no ha conseguido ningún objetivo político. Arzalluz le decía en una ocasión en una conversación con un alto cargo abertzale que él había sacado Guardias civiles de Euskadi, ETA había hecho que vinieran más.
Ha conseguido una sociedad enferma, fracturada, en la que hay miedo incluso a decir que se tiene miedo. Si uno dice que tiene miedo, inmediatamente se está colocando en el lado de las potenciales víctimas. Un país en el que algunos nacionalistas dicen que le tienen más miedo a la Guardia Civil que a ETA.
Un país en el que hablar de política es tabú. Un país en el que muchos de sus mejores cerebros han tenido que irse de su territorio. Un país fracturado y dispuesto incluso a pasarse por el forro la ley para que termine la violencia y la extorsión.

Un país, en fin, que está perdiendo todos los trenes del progreso y que sólo sigue en la vanguardia gracias a la transferencia neta de renta que se produce del resto del estado.
Y a cambio… ¿qué objetivos políticos han conseguido? Es evidente que en dos ocasiones han ganado. La primera con la Autovía del Leizarán y la segunda con la central nuclear de Lemóniz. Pero ninguna de las dos fueron reivindicaciones de ETA. En las dos ocasiones recogieron un descontento de un sector de la población y se subieron al carro para intentar convertirse en la vanguardia del pueblo. Necesitaban doblegar al estado de alguna manera y lo consiguieron en esas dos ocasiones.
Pero ¿por qué lo consiguieron? Si en vez de tratarse de desviar una autovía, se tratase de que se construyera o no se construyera, por ejemplo, o de que se pudiera constituir un ayuntamiento, ¿habrían ganado? Desde luego que no. Lo consiguieron porque al estado, la ecuación Beneficio-riesgo no le salía.

Al final, 40 años, 900 muertos y miles de exiliados para conseguir algo que, probablemente, Greenpeace ha conseguido en más ocasiones que ellos.

Esperemos que algún día hagan el balance de beneficios, las cifras serán muy crueles para ellos.

sábado, 29 de marzo de 2008

Tras la semana santa

Vuelvo de las vacaciones de semana santa (un poco alargadas) y tras la necesaria desintoxicación de nuestra política nacional que de vez en cuando necesitamos.
Y me encuentro con que ha habido pequeños movimientos en el partido socialista que no estaría de más comentar.
El hecho de nombrar a Alonso como portavoz parlamentario tiene dos lecturas. La primera que Zapatero quiere que su famoso talante presida la próxima legislatura. La segunda, que se siente lo suficientemente fuerte, sin ningún tipo de hipotecas dentro de su partido como para hacerse su propia guardia pretoriana y rodearse únicamente de sus personas de más confianza. En las pasadas elecciones tuvo que lidiar con Catalanes, andaluces y demás agrupaciones territoriales en un equilibrio difícil para agradecer los favores prestados para su secretaría general. Hoy parece que controla el partido mucho mejor que hace cuatro años.

La segunda es el nombramiento de Ramón Jáuregui como secretario general del grupo parlamentario.
Con Ramón tengo sentimientos encontrados. Le tengo un gran afecto. Me parece un hombre de principios y con una capacidad de análisis político absolutamente envidiable. Recuerdo con emoción una carta que él envió creo recordar que al diario El Correo tras la muerte de Joxeba Pagaza, acusando al Consejero Balza de dejadez a la hora de protejer la vida de Joxeba, explicó cómo fue a ver a Atutxa para que no hicieran volver a su antiguo puesto a Joxeba, explicó que la única solución que le dieron a Joxeba fue que "se dejara ver menos".
Tiene una oratoria brillante, como ha demostrado múltiples veces en el programa 59´´ así como una capacidad increíble para escribir artículos. Me parecería el perfecto secretario general del PSE..... Si no le faltase un punto de coraje político. Es una persona más bien inclinada al inmovilismo y a no arriesgar.

Así y todo, una gran noticia su nombramiento. Es sobre todo un hombre sensato.
Sobre el PP Y lo que va a hacer.... Pues oiga, la verdad es que me da un poco igual. Ellos mismos.
Si no son capaces de librarse de sus ataduras mediáticas lo van a tener complicado.

Muy bien también Bono contestando al portavoz del PNV en el congreso diciendo que a su "cabestrada" no va a contestar "ni mu" Genio y figura hasta la sepultura la de este hombre.....

domingo, 16 de marzo de 2008

El final de ETA

Lo primero que hay que tener en cuenta es que ETA se encuentra en la situación mas precaria de su historia. Sobre todo en sus 3 frentes principales: La financiación, la eficacia y la presencia social. Cada vez menos gente dentro del país vasco apoya al terrorismo etarra. Incluso entre la propia izquierda abertzale, cada vez hay más gente independentista pero contraria a la lucha armada. Cada vez sus amenazas son menos creíbles, por tanto cada vez más empresarios se niegan a pagar. De hecho últiamamente han empezado a pedirles dinero cada vez a empresas más pequeñas, así como a llamar al boicot a quienes no pagan. Eso ha hecho que sus finanzas se resientan muchísimo. Otro dato que avala esta hipótesis es el hecho de que han pasado a pagarles a sus presos la mitad de lo que les pagaban antes. Por último tienen un grave problema de eficacia por varias razones. Primero, porque la duración media de un comando en la calle en los años 80 era de 4 años. En la actualidad es de 6 meses. Eso lleva a que los comandos cada vez tienen menos preparación. Los pillan antes de que salgan a atentar y cuando cae alguien acaba habiendo una caída en cadena. Caso especial era el comando "Elurra" que tenía dependencia directa del jefe de comandos y que funcionaba como un compartimento estanco, impenetrable durante muchos años. También esa estructura ha caído. A pesar de esta situación, que ellos evidentemente conocen y evalúan, no es fácil que nadie de el paso de abandonar las armas, aparte de deserciones individuales o escisiones más o menos numerosas. En primer lugar hay que entender lo que es ETA, ETA es una marca, ETA no es una empresa con una sede física y con una licencia fiscal que pueda cerrar o que pueda ponerse un candado en la puerta. ETA es una estructura en la que los representantes de esa estructura son considerados como tales porque así lo disponen sus miembros. Para que ETA abandone las armas, tendría que darse una asamblea dentro de ella, en la que una mayoría aplastante estuviese de acuerdo en ello. A pesar de ello, siempre habría una minoría que se cuestionase el abandono de las armas y que quisiese seguir por su cuenta (ejemplo, los comandos Berezi cuando ETA PM abandonó las armas). Tendría que ser la propia orgnización quien se encargase de mantener la disciplina del abandono de las armas incluso ejecutando a los disidentes (El IRA tras el atentado de Omagh dictó condena de muerte contra sus causantes, autodenominados IRA-Auténtico). Lo siguiente tendría que ser una rueda de prensa, sin capuchas, con la cara al aire diciendo que ellos, como máximos representantes de ETA abandonaban la lucha armada y se integraban en la vía democrática para su lucha por la independencia y bla bla bla bla. Bien, este, que es el escenario ideal, es un escenario complejo y difícil de conseguir. ¿Por qué? pues por componentes tanto psicológicos como históricos. En primer lugar, a los terroristas les da igual que les condenen a 1000 años. Piensan que tarde o temprano el conflicto se solucionará y parte inexcusable de esa solución es la denominada "paz por presos" con lo que saldrán a la calle en pocos años. En segundo lugar, quien llega a la máxima responsabilidad dentro de la banda es alguien que ha estado puteado algunos años, ha pertenecido a un comando, cobrando un sueldo de 600 euros al mes, el que más y el que menos ha tenido sus escarceos de Kale Borroka, sus pasos por comisaría etc. Muchas veces se habla de la “erótica del poder” no hay poder más grande que decidir sobre la vida o la muerte de las personas. Para estas mentalidades pseudo-psicopáticas, el tener en sus manos esa decisión es un juguete muy difícil de dejar escapar. El ser el jefe máximo de ETA es un puesto que no quieren dejar escapar. Además, después de más de 40 años de clandestinidad, después de más de 800 muertos por parte de los demócratas y un centenar de etarras muertos, después de todo el sufrimiento que han provocado, el abandonar la lucha armada sin haber conseguido sus objetivos de autodeterminación y territorialidad, sería visto por una parte importantísima de ese universo como una traición. Nadie quiere ser el que pase a la historia como el tío que entregó la cuchara, el que reconoció la derrota. Y el final de ETA necesariamente será su derrota, pues sus postulados mínimos están tan alejados de lo que les puede ofrecer la democracia, que no hay un punto de acuerdo posible. Aún en el caso de que un presidente del gobierno se volviese loco y empezase un mercadeo de marcos políticos, de cesiones o lo que sea, su margen de maniobra es mínimo porque la forma de estado la marca la constitución y no se puede cambiar la constitución si no es con el concurso de los dos grandes partidos. Por supuesto ninguno de los dos cambiaría la constitución para adaptarse a las exigencias de ETA, porque eso sería su suicidio político. Ante esto, sabiendo como saben que están derrotados, que su único referente cercano una vez desaparecidas las brigadas rojas, el IRA, los independentistas corsos, etc, son los tigres tamiles, una vez que se dan cuenta de que son un terrorismo tercermundista en el primer mundo. ¿Cómo podemos llegar a ese escenario deseable? La respuesta es muy simple. Achicándoles lo suficiente, dándoles tanto que acepten cualquier cosa antes de no ir 40 años a la cárcel. Algunos pensaron que ya estabamos en ese escenario, lamentablemente los hechos han demostrado que no. Ahora bien, no nos equivoquemos, aquí solo hay dos posibilidades. La primera, una vez asumida su derrota, nos tendremos que hacer a la idea de que todos los etarras saldrán a la calle en un espacio de tiempo más o menos corto. Y nos tendremos que hacer a la idea de que sujetos tan indeseables con el Txeroki o Josu Ternera ni siquiera la van a pisar. Habría que tener unas tragaderas enormes, pero por lo menos dormiríamos tranquilos sabiendo que no habrá más muertos. La segunda posibilidad es la “Grapización” de ETA. Que se vayan haciendo cada vez más una organización residual, con un núcleo duro impenetrable e inasequible al desaliento, que acabarían haciendo atracos para financiarse (en sus principios era su fuente de financiacicón) y matando a un político o a un policía al año. Este para mí es el peor de los escenarios posibles, pues obligaría a mantener los escoltas sine die, manteniendo una situación de excepcionalidad en el país vasco absolutamente insufrible ya en la actualidad. Por supuesto a todos nos gustaría ver a todos los etarras con el DNI en la boca en fila india y con los brazos en alto entrando por su propio pie en la comisaría de Abando, pero mientras no consigamos un flautista de hammelín en versión flautista de baracaldo, me temo que esto no va a suceder. Lo que también llama la atención es la gente que se decanta por uno u otro escenario. Parece ser que el PSOE ha recibido su mayor respaldo y su mayor subida en el País vasco. Alguno puede decir que fue por el atentado, pero no tiene mucha base esa afirmación, ya que en pleno final del proceso de paz, se realizaron las elecciones municipales con un aumento espectacular del voto socialista. Cabe pensar entonces que la mayoría de los vascos apoyarían este escenario. Sin embargo donde más rechazo suscita es en comunidades como Madrid, Valencia o Murcia. Y tiene toda su lógica. Cuando no vives todo el día viendo las pintadas de “ETA mátalos” o “Jo ta ke irabazi arte” Cuando no te levantas todos los días pensando en si habrá otro atentado en tu pueblo, es más fácil asumir que sigan matando aunque sea poco. Sin embargo la sociedad mayoritaria en el País Vasco está tan macerada en el dolor, que estarían dispuestos incluso a hacer concesiones políticas a la bestia con tal de que apartaran de sí ese cáliz. ¿mi opinión personal? Se ha visto que todavía no es el momento, todavía tienen esperanzas de sacar algo a cambio de dejar de matar. Pues nada, más hostias hasta que se convenzan de que han perdido. Después ya volverán a llamar a nuestra puerta para pedir la famosa “paz por presos”.

viernes, 14 de marzo de 2008

Zaplana se va

Curioso tema el de Eduardo Zaplana.
Se va.
Se va de donde ya se había ido, es decir de la portavocía parlamentaria del PP. Se acabó la legislatura, se acabó el portavoz parlamentario.
Aunque a lo mejor quiere decir que no vuelve, no que se va. Entonces más bien cabría decir que no vuelve a donde nadie le ha pedido que vuelva.
Y es que Rajoy será de derechas, pero tonto no es.
En primer lugar, sabe de sobra que nadie puede ser candidato al presidente del gobierno si no es diputado. La experiencia la tuvieron con Hernández Mancha y así les fue. Por tanto, dejando fuera a Aguirre y a Gallardón se sacó de encima a dos de sus rivales directos caso (como así ha sido) de perder las elecciones.
En segundo lugar, el congreso del PP no lo ha convocado para la semana que viene porque no le da tiempo a organizarlo. El hecho de adelantarlo a Junio es una muestra clara de que no quiere dejar tiempo a que nadie se le organice en contra.

Pero Zaplana se va. Viendo el papel cada vez más relevante de Camps, quien fuese su gran amigo y hoy enconado enemigo, parece claro que Zaplana se va de todo, pero contento contento no.

El tiempo dirá si Rajoy termina la legislatura como jefe de la oposición. Por lo pronto parece que van a ir apareciendo caras nuevas. Ya se verá si cambian todo para que nada cambie.

Por último, curiosa frase la de Rajoy, que dice que tanto Felipe como Aznar perdieron dos veces antes de ganar las elecciones. Si eso está claro hombre, pero por lo menos cada elección parecía más cerca el cambio, en los dos casos. Con Usted, Señor Rajoy, cuanto más tiempo pasa más claro vemos todos que no es una alternativa de gobierno.
Quédese, por favor, quédese.

jueves, 13 de marzo de 2008

Primer texto

Pues me temo que empezamos mal.
La primera aportación que voy a hacer a mi blog no la he escrito yo.
Esto lo ha escrito alguien que obedece al nick de A Verlas Venir. Amigo al que aprecio más incluso de lo que él se cree.
Y quiero empezar con este texto, porque el día que yo sea capaz de escribir algo así, me podré morir en paz.

Es su despedida del que fue su amigo, Paco Umbral.

De cómo Umbral fue abducido por Pedrojota



Y, sin embargo, aquella mañana volví a encontrármelo en la barra del Oliverí:
-Coño, ¿no te ibas con los de Bocaccio?
-Eso pensaba ayer…, pero no voy.
-¿Se ha suspendido el crucero?
Sacó el pañuelo para desempañar las gafas y tenía mojados los ojos.
-Pincho…, Pincho está enfermo.
-Bueno, ya sabes lo que son las enfermedades de los niños, muy aparatosas, pero después se quedan en nada -procuré tranquilizarlo.
-Pincho está muy grave… Leucemia…
Luego de los cristales se secó dos lágrimas. O más. Cuando un hombre inmensamente alto llora, todos, incluso los inmensamente bajos, lloramos o callamos. Me callé. Me quedé sin habla, no sabía qué decirle. Mojé el croissant en el café con leche y removiéndole, susurré sin mirar a Paco por no verle el llanto:
-La medicina avanza mucho, continuamente se producen descubrimientos.
-Ésa es mi única esperanza, que el niño aguante hasta que…
Mi padre estaba suscrito al ABC, más que nada por leer a César González Ruano. Y yo. Pero un día César, tosiente y medio tísico, se marchó fulminado por un infarto de nicotina que se había trabajado afanosamente a lo largo de una vida intensa de tabaco. Ruano falleció y al poco mi padre descubría en La Región unos artículos distribuidos por la agencia Colpisa y firmados por un tal Francisco Umbral. Y enseguida supimos, mi padre y yo, del articulista desbordante de mala leche y palabras nuevas, también de palabras viejas pero resucitadas, revividas, una vez rescatadas por aquel alquimista de palabras que se ocultaba tras el nombre de Francisco Umbral y que con las palabras hacía música. Era la música de un sordo genial que jugaba con la sintaxis como si cada línea fuera un pentagrama. Después de todo, también Beethoven era sordo y, sin embargo, genial. El caso es que aquel piernas de Piñeira de Arcos llega a Madrid y no tarda en verse desayunando todas las mañanas en Oliveri, que era una heladería luminosa de ventanales y procaz de pubescentes en minifalda, sita en La Castellana, entonces Generalísimo, a la altura de Doctor Fléming, calle de putas. A veces la climatología era generosa y entonces desayunábamos en la terraza:
-Vamos a la terraza, que se ven piernas.
-Y bragas.
Y nos emborráchabamos de piernas. Y de bragas. Si nos petaba hasta pedíamos un helado de dos gustos, de braga y pierna. Con Umbral era imposible no hablar de mujeres. Y uno se dejaba llevar, los de pueblo siempre hemos sido muy sacrificados y no me hacía nada remilgoso. En un desayuno de piernas me dijo tras mojar una braga en el café con leche:
-Mañana no vengo, me largo por unos días a un crucero que organiza Bocaccio.
Bocaccio era, en Barcelona, una discoteca que albergaba a la izquierda divina y era, además, una revista en la que colaboraba Umbral, y el patrón de la empresa se llamaba Oriol Regás, que acabaría poniendo en Madrid otro Bocaccio del que enseguida me hice asiduo, más que nada por estrechar lazos con Cataluña, uno siempre ha tenido buenas relaciones con los catalanes, tarea fácil ya que nunca he sido del PP ni he trabajado en la COPE.
Mi compañera a la sazón de póker y oficio, Sol Alameda (le habréis leído en El País unas excelentes entrevistas) escribía en Fotogramas una doble página titulada “Visto y oído en Bocaccio”, no recuerdo por qué motivos la dejó y me cedió a mí el testigo.
Oriol Regás me hizo entrega de una tarjeta VIPS con derecho a barra libre. Vaya, darme barra libre para que trabaje es poner la zorra a guardar el gallinero. Más que andar por las mesas en plan María Patiño buscando cotilleos, gustaba de pasarme la velada amortizando la barra libre y mirando bragas y coños, en la penumbra de las velas y la fantasía de las copas todas las bragas eran coño, mucho más, ni punto de comparación con las piernas y bragas de Oliveri. De cuando en cuando también caía por el recinto Umbral. Total, que abandoné Fotogramas antes de que Fotogramas me abandonara a mí, pero me quedé por los restos en Bocaccio como en una cafetería de la plaza Mayor de Salamanca se ha quedado Torrente Ballester en bronce, o Pessoa a la puerta, para que le mearan encima los perros y le vomitaran los borrachos, del lisboeta café A Brasileira.
-Bueno, sí…, hay que tener esperanza en los avances médicos, si el niño aguanta hasta que se descubra algo… -me decía Paco en la heladería Oliveri
.-Claro que sí, hombre -y le daba una palmada en la espalda.
Si hace unos años de nada de nada me dicen que aquel paleto de calzoncillos largos se vería compartiendo desayuno con Francisco Umbral me lo creo menos que la dignidad de La Mujer de Rojo, por cierto, ¿habéis visto al cardenal primate vestido de rojo, como Rosa de España, y con una cola de cuatro metros, como una novia, durante una función litúrgica de naturaleza nacionalcatólica a la par que ultramontana? ¿Y si casáramos a los dos, vestidos de rojo, tan iguales, tan ávidos de libertad e independencia, tan antirrojerío, tan patriotas, les estoy vendiendo el casorio a Salsa Rosa de España, los dos allí, en Salsa Rosa, y con Mayor Oreja llamando por el teléfono de aludidos para desearles felicidad y muchas perdices?. Y, tras el inciso nupcial, vayamos a lo nuestro, que me estoy perdiendo, La Mujer de Rojo y el cardenal primate siempre me pierden, al cabo uno no es de piedra. Andaba en que con Umbral no sólo compartía desayuno en el Oliveri, sino que, ¡maldita sea!, le palmeaba la espalda:
-ánimo, Paco, ya verás lo bien que acaba todo…, ¿y cómo está María España?
-Imagínatelo.
-Me lo imagino.
-Dentro de un rato salgo para Roma, regresaré esta misma tarde.
Le habían contado que en Italia había un fármaco que desaceleraba el avance de la cabrona leucemia. Paco había dado la entrada de un piso en La Ciudad de los Periodistas y lo vendió para comprarle en Italia las medicinas a Pincho, a ver si la criatura aguantaba hasta que la ciencia hiciera el milagro.
Me fui de vacaciones y a mi padre le llevé una caja de libros escritos, firmados y dedicados por Umbral. No se creía que su hijo hubiera triunfado tan pronto:
-¿Así que conoces a Francisco Umbral?
-Desayunamos juntos todos los días.
-Entonces… ¿entonces sois amigos?
-Pues claro. Regresé de las vacaciones y Pincho era una cosa fría en un angelito frío en un ataúd blanco de un agujero negro de la Almudena. Abracé a Paco y a María España y no supe decirles nada. Llorábamos. Aquel hombre de dos metros que se comía el mundo a golpe de metáforas llorando como si lloviera, impresionaba. Una tarde de confidencias y whisky, para olvidar, me lo contó:Pincho estaba en el regazo de mamá María España exánime, sin fuerzas, con la sangre sin consistencia, desfallecido, cuando papá llegó de Barajas con las medicinas y lo primero fue darle una toma.
-¿Y no me trajiste nada, papá?
-Sí, hijo, te compré una cosa que te va a gustar. La dejé en la portería, bajo a buscarla.
Paco bajó y en los almacenes Wordword (¿se escribirá así?), que los tenía a un tiro de piedra, compró un caballo de polietileno con balancín para una criatura de cinco años. Paco regresó al salón, depositó el caballo sobre el parquet y el angelito se echó con precaución del regazo de mamá, gateó, se agarró a una pata del caballo, intentó trepar, alargó los bracitos de mimbre para colgársele del cuello, pero los bracitos cedieron y Pincho nunca más se levantó. Después Paco lo contaría en “Mortal y Rosa”, ese monumento que aún no sé si es poesía hecha prosa o prosa hecha poesía, o, mejor, si prosa y poesía hechas dolor, melancolía y Pincho.
-Lo que más me jode es cuando por consolarme me dicen que Dios lo quiso así…, que está en el cielo… -se cabreaba Paco-. No, no me digáis que fue Dios…, Dios no puede ser tan cabrón, prefiero pensar que fue un error de la naturaleza.
Habíamos ido Maribel (mi mujer), Paco, María España y yo a comer a El Escorial. Tras el almuerzo nos dirigíamos al coche y en el trayecto perdimos a Paco y a María España, que se habían rezagado, y los encontramos pegados a una puerta carral, como si la puerta fuera el Muro de las Lamentaciones o estuvieran mirando por el ojo de la cerradura. Lloraban:
-Aquí, en El Escorial, pasamos unos días con Pincho, por recomendación médica.
Todos los recuerdos eran Pincho, toda la pena y todos los muertos eran Pincho, pero la vida sigue, aún Franco estaba en El Pardo y los cinco, ya había nacido mi hija, pasamos una temporada en Ibiza y tomábamos el sol de cuerpo entero en una cala recóndita a la que se llegaba por un camino de cabras. En ocasiones se presentaba la Guardia Civil y nos daba un susto. A unos metros del epicentro nudista había un chiringuito y para visitarlo era necesario vestirse un poco: camiseta y tanga, ellas; taparrabos, los hombres. Y a veces Paco me decía o yo le decía: -Vamos al chiringuito a ver tías.Y nos poníamos las botas (en el fondo éramos de fácil conformar) analizándole los entresijos insinuados bajo una camiseta mojada a la rubianca que acabábamos de ver descalza hasta el moño pasando por el coño en decúbito supino sobre la arena. El morbo tiene razones que la razón no conoce, es bien cierto. Nos pone más cachondos (que las excepciones levanten la mano) la vecina fondona en la ducha intuída a través del patio de luces que Penélope Cruz dándole de mamar al Bardem en “Jamón, Jamón”. Cosas.Tetas.Sexo.Sexos.
Llegó un invierno por la noche en que a Paco le hacían un homenaje en Los ángeles de San Rafael. Allá nos fuimos algunos de sus mejores amigos: en un coche, el matrimonio Carmen Rigalt y Antonio Casado; y Pilar Trenas con Amaro Gómez Pablos. En otro, Paco, María España, Maribel y yo. Saliendo del túnel de Guadarrama la nieve era un barrizal blanco intransitable, obligatorio el uso de cadenas…, ¿y cómo cojones se ponen las cadenas?, ¿llevamos cadenas?, abrí el maletero, revolví en el estiércol y sí, llevaba cadenas. A todo esto el homenaje a Umbral ya debía de haber empezado, sería el año 1975 (aún con Franco) o 1976, con Franco muerto pero muy vivo aún en el Gobierno, en las Cortes y en los matones envalentonados caminado por el Imperio hacia Dios. Un samaritano que pasaba por allí reconoció a Paco, que empezaba a ser popular, se apeó y nos puso las cadenas. Llegamos a Los ángeles de San Rafael y Gil y Gil disfrazado de capitán de la marina mercante esperaba al misacantano en una especie de hotel que simulaba ser un barco, con sus ojos de buey en la pared y sus salvavidas donuts en la balconada, anclado en la sierra madrileña. Una horterada con pretensiones. Gil y Gil nos condujo al restaurante pleno de una muchedumbre comensal y expectante. Quizás fuera el primer reconocimiento público a Umbral y allá nos habíamos ido sin sospechar que Gil y Gil manejaba el timón de aquella disparatada singladura. En la presidencia, con Gil y Gil y el misacantano, una anciana solemne de papada y sobrada de arrobas, vestida de negro hasta los pies, si el vestido tuviera ribetes morados diríase que se trataba de un Papa del Renacimiento. Pues no, era Pilar Franco, hermanísima del Caudillo. Con Pilar Franco, Moncho, el bolerista catalán (creo que era Moncho), muy proclive a Pilar Franco. El locutor Fradejas, entonces un disjokey de TVE, amenizaba la velada, mezcla de botellón, cabaret y juegos florales. Yo leí un par de folios a mayor gloria del misacantano. Alguien más habló, no recuerdo quién. Famosos del faranduleo y del famoseo merodeaban por el recinto. Comimos, bebimos y en el concurso de baile, aunque esté feo decirlo, fui triplemente premiado. Perdóneseme la modestia, pero debo contar que yo gané tres trofeos, es decir, tres relojes, uno con Pilar Trenas, otro con María España y el tercero no recuerdo si con Carmen Rigalt o si con mi señora o si con la mismísima Pilar Franco. No, con Pilar Franco creo que no. Ojo, sinceridad obliga: los trofeos los obtuve con el baile de la escoba, o con el de la silla, (la Rigalt contaba hace unos días que era el de la escoba, pues el de la escoba), esa tontería que seguro muchos de vosotros, los más veteranos, conocéis; y los más jóvenes preguntádselo a papá, si os interesa saberlo. Muy glamoroso todo. Tal era el frenesí de la noche pasada por nieve y beborcio que hasta saqué a bailar a Pilar Franco y pronto se la cedí a Umbral, dado que era el agasajado y, por tanto, debía ser recipiendario de los máximos honores. El bolerista estaba al quite, por si Pilar Franco se caía, y gracias que la cogió a tiempo la anciana no se desnucó contra los baldosines. Presencia semejante verbenario el grandísimo Valle y nos mete en un esperpento, quizás en Luces de Bohemía; lo presencia el no menos grandísimo Fellini y nos mete en Amarcord. Como lo cuento: así realmente inició su camino hacia el estrellato el prometedor prosista lírico satírico que responde por Umbral. Ahí fue nada y asunto de risa al recordarlo: Paco Umbral, reconocido bolchevique, bailando un tangazo con Pilar Franco; productor del espectáculo, Gil y Gil, ex presidiario por sus responsabilidades en la tragedia de los �?ngeles de San Rafael y, posteriormente, alcalde de Marbella y de nuevo presidiario; presentador, el genuino, el único señor Fradejas, procedente de los platós de Prado del Rey; fallera mayor, la hermanísima del Caudillo; y animador, el bolerista de marras.
Habitaban los umbrales un apartamento de Carlos Maurrás, por doctor Fleming. Una mañana fuimos Paco, María España, mi mujer y yo a ver pisos y de paso a comer en la sierra. Los umbrales querían algo más espacioso que lo de Maurrás y se compraron un pisochalet en las Rozas, era el ático. Este ático lo inauguramos Paco Umbral, María España y yo aquel febrero tenebroso de la matanza de Atocha, del asesinato de dos guardias civiles en Aluche por los Grapo (¿o el Frap?), cuando los ultras eran los dueños y el terror de la calle, vestían Lódem verde y te hacían cantar el Cara al Sol si llevabas barba o melena. Paco recibía amenazas, por articulista; yo también, por periodista. Mi mujer se largó, con la hija que acaba de hacerme abuelo, a la casa de mis suegros, una provincia castellana del Norte. Umbral y yo nos refugiamos en el pisochalet de las Rozas. Alguna noche, cansados de tanto cautiverio, salíamos a la casa de algún amigo de cercanías. Habíamos cenado con la Trenas y de regreso, al llegar al aparcamiento del pisochalet, nos encontramos con un señor con Lódem verde moviendo la cabeza como si fuera un periscopio. Silbó tres veces, llamando a alguien. María España, que conducía, detuvo el coche, sin duda estábamos rodeados, sabe Dios lo que nos encontraríamos al sumergirnos en el garaje. Umbral, que por razones de espacio iba atrás, se tumbó en los asientos al tiempo que ordenaba:
-Agacharos, que éstos disparan.
Me encogí fetal. María España, más por no tener sitio que por valiente, se mantuvo firme al volante, como cuando Carrillo no se tiró al suelo en el Congreso.
-¿Están los cierres echados?-Sí -respondió María España.-¿Si bajamos, hablamos y pactamos la rendición? -propuse tímidamente.-Nunca, sería entregarnos al enemigo -se negó Umbral.-¿Sigue el del lodem verde? -pregunté.- Sí, ha vuelto a silbar -respondió María España.-Joder.-¡Vaya noche!
El del Lódem verde se acercó a la ventanilla y con los nudillos dio en el cristal. María España abrió una rendija:
-¿Necesitan algo? -preguntó el del Lódem verde.-No…, gracias. Estamos esperando a unos amigos que no conocen esto y es posible que se hayan perdido. Gracias -improvisó, mintiendo, María España.
El del Lódem verde se alejó unos pasos. Yo me temía lo peor: no vería crecer a mi hija que me daría un nieto que no conocería…
-El tío algo quería saber y se acercó a espiar -apunté en plan sabueso…,-Mira que si nos vieron en esta postura tan ridícula, ¡qué vergüenza! -lamentó Umbral.-Estamos atrapados, a lo peor a punto de palmar y tú, preocupado por la vergüenza -repliqué.
Y María España luego de resoplar nos hace saber:
-Podéis levantaros. El del Lódem verde acaba de marcharse. Silbaba para llamar a los perros, que los había sacado a pasear.
La psicosis de miedo nos había hecho ver fantasmagóricos fascistas en lo que eran molinos de viento. Con todo, nos atrevíamos a ir de manifestación y hasta fuimos juntos y como invitados a la boda de Paco García Salve, aquel beligerante cura comunista que al colgar sotana, se casó. Años después, con González de presidente, el izquierdoso Umbral fue invitado a la bodeguilla de la Moncloa y aceptó complacido. Admiraba a Carmen Romero por independiente, campechana, culta y maestra en literaturas varias. Bueno, y por hembrísima. Pero llegó un día en que de Carmen Romero pasó a Pitita Ridruejo, a Espe Aguirre, a Ana Botella, a las duquesas y marquesonas, a la ociosa y rentable derecha. De aquel republicano Umbral de las fiestas del PC pasó a doblar el espinazo ante el rey o la reina con el aparato, protocolo y sumisión dignos de una concejala del PP. ¿Qué hubo en medio para de Carmen Romero pasar a Ana Botella?
Hubo Pedro Jota y una chequera.
Un día lo vi entre los componentes de la llamada AEPI, o sea, la Asociación de Escritores y Periodistas Independientes, ¡manda cojones!, con Pedro Jota y García Trevijano a la cabeza. So pretexto de exigir más libertad de expresión, el denominado por el bando contrario sindicato del crimen pretendía hacer bueno el “váyase, señor González” que Aznar predicaba a diario varias veces y desde todos los púlpitos. Vamos, la famosa conspiración tramada para apear de La Moncloa a González, aunque fuera poniendo en apuros la legalidad vigente, según reconoció Anson, antiguamente Ansón, impertérrito viejo verde, católico ejerciente y apeísta de pro. Me sorprendió tanto ver a Umbral entre aquella banda de impresentables rencorosos (no todos impresentables y rencorosos, pero sí ingenuos) que se lo reproché y le pregunté cómo podía sentirse cómodo con semejantes compañeros de viaje. No supo darme una explicación, pero escuchando entre líneas interpreté esta respuesta:
-Me lo pidió el señorito, que es quien me paga.
Aquella derecha que tanto había despreciado a Umbral por su origen lúmpem y denigrado por rojo, empezó a sentarlo a su mesa, como quien sienta a un pobre por Navidad. Paco Umbral había llegado a confesarme:
-Joder, Pedrojota me ofreció lo que quiera, prácticamente un cheque en blanco, naturalmente no pude negarme…
Y Umbral empezó a ser uno más de la derecha más derechona. Los viernes tocaba cena con los umbrales y los Rigalt en La Albufera de la Sexta Avenida. Sus posturas reaccionarias eran insufribles por quienes le habíamos conocido y admirado cuando tenía intereses políticos bien distintos. Antonio Casado y yo, aunque procurábamos armonizar y llevarnos bien, con frecuencia reventábamos. Como además Umbral estaba sordo, había que gritar, y aquello resultaba incómodo y demasiado aparatoso. Pedrojota era su Dios. Hablaba como si hubiera sido abducido por Pedrojota. Umbral empezó a perder amistades en el mundo de la cultura y de la progresía a cambio de los favores y premios que le otorgaba la derecha. Sus libros dejaron de interesar, y lo sabía. Sus artículos muchas veces eran ininteligibles, y lo sabía. Hubo en tiempo en que para dormir recurría al mogadón y para despertarse al optalidón con whisky. Cuando descafeinaron el optalidón, lo dejó. Le temblaban las manos, se atiborraba de pastillas, píldoras y otros venenos. Veía cosas que no eran. Jugábamos al parchís en su casa y, si se tomaba un whisky, ya descontrolaba. Un día, almorzando en Lucio con él y una amiga común, se puso a cantar. El más adúltero de todos los adúlteros empezó a tener celos de su mujer y daba nombres, sé que eran mentira. Un día sacó mi nombre. Lo nuestro había acabado. Y con dolor y sufrimiento, porque había sido una amistad de muchos años, desde cuando me sentí fascinado por aquellos artículos contracorriente y subversivos de El País o por los libros, siempre brillantemente literarios, de recuerdos como “Memorias de un niño de derechas”. La pose arrogante y hasta grosera de que merecidamente se le acusaba, pues él mismo no se privaba de hacerla pública, no la manifestaba con los pocos amigos de verdad que tenía y la considerábamos como extravagancia o boutade propia de quien va para genio. Paco puso prólogo, excesivamente generoso, a un libro de entrevistas mío ya en 1976. Le pagué, precariamente, por supuesto, el favor prologándole el libro “Diccionario para pobres”, en 1977.
Yo empezaba así: “Miguel Delibes dijo que Umbral escribe como quien mea. Cierto, pero también lo es que se le lee como quien mea: de un tirón, con placer y llegando al final”. Más adelante: “Cuando me presentaron a Umbral, hace ya algunos años, a cuento de no sé qué me confesó que no tenía carnet de conducir y que sería incapaz de conseguirlo en su vida. O se es escritor o no se es, pensé, y el tipo y la pose es lo último que se pierde y lo primero que se gana. Después conocí más a Paco, calavera de buen tono, y supe que tampoco sabía andar en bicicleta, que jamás lo había intentado, con lo buena que es una bicicleta para cobrar letras a domicilio vallisoletano y para llegar a una chica topolino de las de antes en la barra. Y ahora, al conocer a Paco casi del todo, me entero de que ni siquiera se atrevió a subirse al triciclo aquel de la infancia que le habían echado los reyes o el Auxilio Social, no estoy seguro. Montar en triciclo es arriesgado y hay que ser un temerario, un Miguel de la Cuadra Salcedo del triciclismo para subirse (…) A Paco Umbral le salvó para la literatura el triciclo que jamás montó, porque uno monta la primera vez y automáticamente se ve asistido por el carisma de la agresividad, y entonces del triciclo se pasa a la agresividad, y entonces del triciclo se pasa a la bicicleta y de la bicicleta a la vespa, y de la vespa …(…) Si Paco fuera realmente lo agresivo que dicen que es, se hubiera subido al triciclo y hoy estaría de consejero delegado del banco en que cobraba letras a domicilio vallisoletano (…). Pero ya ven, Umbral está de escritor y de Diccionario para pobres, con las oportunidades que el padre tuvo en el banco”. Y concluía: “Puede que éste sea, efectivamente, un diccionario para pobres. Pero nunca para pobres de espíritu. Son mejor los pobres de solemnidad”. Hoy no lo hubiera expresado así, hoy habría escrito que le encantaría ser consejero delegado. Y que los pobres de solemnidad le dan asco.
Marzo de 2003, de un artículo de Umbral en El Mundo: “La audacia compacta del presidente americano, el ir y venir frívolo de Blair, la honestidad dura de Aznar, la escandalera electoralista de Zapatero, la romería y la movida de los adolescentes en la calle, pidiendo paz mediante un lenguaje desastroso de kaleborroka…” Al escribir esto, Umbral y yo habíamos dejado de ser amigos.
Afortunadamente.Me hubiera muerto de vergüenza.
Cuando mi padre vino a Madrid para ser operado a la desesperada de un puto y fatal cáncer, Umbral lo visitó en la clínica. Ahora, cuando Paco ha estado tantas veces internado, no lo visité.
La culpa es de Pedro Jota, que lo había abducido. Lo mismo que La Señora de Rojo fue abducida por Mayor Oreja.

hola a todos

Tras unos cuantos años en el ciberdespacio, hoy empiezo esta nueva andadura en la que comentaré las noticias diarias intentando que sea con sentido del humor sin olvidar el análisis político.

Hoy vamos a empezar con esta noticia.
http://www.elpais.com/articulo/espana/ex/concejal/Palma/gasto/45000/euros/Ayuntamiento/prostibulos/masculinos/elpepuesp/20080313elpepunac_9/Tes

Santo dios, ¿pero a este hombre nadie le ha explicado que existen los cajeros automáticos?

El futuro ya no es lo que era.